lunes, 20 de junio de 2011

La Soledad de las palabras – Guillermo Vidal


A Soledad le gustaba escribir más que nada en el mundo y lo hacía de manera disciplinada todas las mañanas, antes que saliera el sol y se oyeran los primeros bostezos, iba al cuarto de atrás. Trabajaba de modista, aprendió el oficio de su madre, se persignó, y no le iba mal, venían hasta de la capital para encargarle modelos exclusivos; le acercaban una revista y le señalaban el figurín, como si no fuera capaza de entender. Ella callaba, aunque hablaba y leía el francés y el inglés, y con la misma cara de tonta les daba con todo a la hora de cobrar pero ninguno se quejaba y se quedaban boquiabiertos de lo que podía hacer con un pedazo de tela y una antigua máquina de coser a pedal. Pero a Soledad poco le importaba esas tonterías de la moda, a ella le gustaba escribir y antes de hacer otra cosa, tomaba un lienzo blanco y con las piernas traqueteando y los brazos hábiles bordaba sus historias, palabra por palabra cubría la superficie, siempre en secreto como si plantara flores en el desierto, alguna va a florecer, pensaba, tal vez cuando ya no le quedaran fuerzas para empujar el pedal o yaciera durmiendo el sueño eterno.
¿Por qué no escribía como todo el mundo, en un papel, con tinta? Era gente rara esa que escribía, le decía su padre, y a pesar de que le gustaban los libros le prohibió semejante oprobio. Soledad encontró el modo de escribir sin contradecirlo, a veces el padre venía al taller de costura a leer mientras ella cosía. Eran momentos felices.
En ocasiones cuando le permitía el diseño, en el revés dejaba cosida una historia y la cubría con el forro; las palabras calentitas entre la piel y el tweed, protegidas, como encuadernadas de lujo, con tafetán, raso o rayón. Allá estarían sus historias viajando por el mundo cuando las señoras paquetas pasearan por Paris, Londres o Milán. Ellas lucían orgullosas los vestidos pero Soledad se alegraba, a pesar de que jamás había salido de su pueblo, de lo lejos que habían llegado sus palabras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario