Miles de lenguas lamían ansiosas el vidrio de la botella gigantesca. Con avidez y fruición intentaban destaparla para obtener la esencia de las cosas prisioneras en ella.
Los denodados esfuerzos lograron el propósito y los suspiros de alivio fueron audibles.
Por fin, las palabras se desparramaron sobre la mesa y todas las lenguas abrevaron en ellas.
Tomado del blog de autores santiagueños En Los Esteros
Imagen: Poisonous Yellow, de zzen en deviantArt
Increíble ilustración y buen texto de acompañamiento (¿O es al revés?)
ResponderEliminarSea como sea es muy sugerente.
Bonita idea, Susana.
ResponderEliminarHay lenguas y lenguas...
ResponderEliminar