Decidieron salir todos juntos a celebrarlo, pero no hallaron ni un solo claro de bosque ni una sola discoteca donde hacerlo: estaban todas a tope (con el aforo desbordado) por culpa de los vivos, que habían salido a celebrarlo primero. Así fue que, después de tantos años de paz de cementerios, volvieron a escucharse broncos tambores de guerra.
con tantos muertos silenciosos, un poco de tambores nos viene bien ;)
ResponderEliminarMientras no pasemos a lo que anticipan... Gracias Claudia por el comentario: ¿Y... te resultó interesante?
ResponderEliminarAh, no quiero dejar de agradecer la ilustración: me ha gustado... si cabe, je...
ResponderEliminar