No soporto las sombras.
En casa, tengo un complicado sistema de luces que aleja hasta una minúscula ranura de oscuridad.
Asomo la nariz durante los escasos segundos de sol cayendo perpendicular, preciosos momentos que aprovecho para husmear libertad.
Intento mirar televisión. Aclaro tanto la imagen no veo nada, decidí que la radio alcanza. Trato de leer pero me lastiman las letras sobre el papel. Intento escribir, pero la tinta blanca sobre el blanco cuaderno no me permiten ver lo que escribo.
No duermo, ya que los ojos se me secan con el sistema de ganchos que inventé para no ver tras ellos.
Tomo leche y como queso blanco.
Hoy se me vino a la cabeza un pensamiento negro y me obligué a ir hacia la luz.
Muy bueno Gabriela. Tanto el blanco extremo como el negro más absoluto, convierten todo en invisible.
ResponderEliminarMe gustó!
Gracias.
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