—Tenemos bajo control al enemigo —anuncia el pregón.
Me pregunto cómo surgió una bestia semejante. A qué clase de individuo le convendría su desarrollo; alguna vez fue cachorro, alguien tuvo que alimentarlo. ¿Qué pasa si su majestad es un imbécil que trata con constructores mediocres, y el enemigo se descontrola, se escapa? ¿Y qué si el minotauro no existe. Si el monarca lo inventó para distraer la atención de la plebe, encubriendo un peligro mayor... del que debería estar cuidándome?
muy bueno...yo tampoco le creo nada a Minos...
ResponderEliminarMinos nos está engañando pero pienso seguir el consejo que me diera mi abuelo: cuando a usted alguien le mienta, cállese. Siempre es bueno saber cuanto es capaz de mentir una persona.
ResponderEliminarGracias por comentar El Titán
El peligro es que no nos podemos fiar del que manda :-)
ResponderEliminarExcelente. Para pensar nuestra propia realidad político-social.
ResponderEliminarEstimados amigos Cybr. y Juan Manuel, ruego disculpen esta inexplicable demora en la respuesta.
ResponderEliminarCoincido con la opinión de ambos, además, creo que si algún objetivo tiene la literatura (además del placer que nos provoca leerla) es llevarnos a repensar nuestra realidad.
Abarco a ambos en un abrazo