Cada noche tengo pesadillas en las que me acecha un dinosaurio. Aunque sé que no existen y que en su tiempo no fueron los principales depredadores de las cucarachas, siempre despierto aterrorizada. Y entonces, pienso, que me hubiera gustado ser un escritor con apellido Kafka o Monterroso, para arrancarme este miedo infundado, desbordando cada sueño oscuro en ficciones maravillosas.
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