En muchas de nuestras peores visiones apocalípticas, la Tierra era arrasada por un virus altamente contagioso para el que la Humanidad no estaba preparada. Ya contábamos con la experiencia de que, un par de siglos antes, los virus que provocaban inmunodeficiencia y las zoonosis pudieron haber acabado con nosotros.
Y efectivamente: fue un virus lo que iba a borrar todo rastro de vida humana en el planeta.
Nuestros ordenadores lo habían incubado, lenta y silenciosamente, sin manifestar ningún síntoma durante el proceso, tan indetectable como mortal.
Esas máquinas, que habíamos tenido a nuestro favor para dar el salto tecnológico más grande de la historia, y que ahora nos ayudaban a viajar y a colonizar otros planetas, se convirtieron en verdaderos zombis. Y, como tales, comenzaron a alimentarse de nuestros cerebros.
No lo supimos hasta que fue demasiado tarde.
Y la tragedia no acabó aquí: las grandes redes informáticas que construimos y que unían todas las zonas de la galaxia que habíamos colonizado, propagaron el virus.
Celebro esa metáfora, Javier!
ResponderEliminarExcelente...hace tiempo pensé en algo parecido...¿Y si hay virus en los sueños?
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