Río mientras explota el calor en mi cara.
Aunque mis ojos no me ven, sé que el pecho y las mejillas están rojas. Las burbujas ya hicieron estragos por dentro: eliminaron cercos, surcos y atajos.
Aunque mis ojos no te ven, tus manos aprietan mi tronco y tu aliento juega en mi oreja.
Se retuercen entre mil ideas las palabras: ¡Sos tan especial! ¡Sos hermosa! -mientras los sabores de las cerezas borrachas se alojan en mi saliva.
Aunque mis ojos no te ven, sé que la humedad ya recorre la entrepierna.
Aunque mis ojos no me ven, sé que mis dedos son tus dedos disfrazados de nunca.
¿Y qué? Puedo recrear mil veces la despedida.
Muy bueno María Pía
ResponderEliminarUn placer .