sábado, 12 de marzo de 2011
Alerta máxima – Guillermo Vidal
El presidente hablaba con los altos mandos militares por teleconferencia y de repente gritó: ¡fuego!; de inmediato a la orden fueron disparadas todas las armas de alto poder a los distintos puntos del mundo aniquilando a cualquier potencial enemigo. Desafortunadamente el presidente no pudo explicar que el grito se debía a que estaba incendiándose la cortina de su despacho por un cigarrillo que él dejó encendido; no dijo nada porque en la casa de gobierno estaba prohibido fumar.
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terrible, y ese podría ser tranquilamente el famoso final de todo...
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