Desesperado, corro por andenes, trepo escaleras, huyo por calles desiertas. Los pasos de mis perseguidores resuenan cada vez más cerca. Cuando me dan alcance comienza la golpiza. Me despierto temblando de pánico. Sé que debo seguir huyendo. Me preparo con rapidez y salgo sin dar demasiadas explicaciones al conserje. La noche me engulle mientras en algún lugar ellos continúan buscándome.
Antonio Cruz
muy bueno, me encantó la poesía...
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