Mientras él elegía quedarse en su espaciosa casa, con su vida pequeña, su automóvil elegante y sus espléndidos adminículos tecnológicos, ella decidió partir a librar su guerra personal, desafiar designios vetustos, pulverizar fantasmas molestos y descartar destinos que pasaban de lo romántico a lo ridículo.
Penélope archivó el tejido infinito, terminó con Odiseo y anunció su relación con el pretendiente que mejor la había cuidado y más libertad le proponía.
Últimamente, en Itaca, las mujeres están muy cambiadas.
Qué bueno es este cuento, Gi.
ResponderEliminarMe encantó la primera vez, y como ahora volvió a sorprenderme, me volvió a encantar.
Un beso.