lunes, 28 de febrero de 2011

Ferromaníaco – Alejandro Bentivoglio & Sergio Gaut vel Hartman


Vi los vagones aplastados como si fuesen de papel y me eché a llorar. No me importaban los muertos, por cierto; lo que me hacía hervir la sangre en las venas era mi afición al ferromodelismo. Pero el asceta que meditaba sobre el obelisco de lajas no conocía mi afición.
—El dolor es inevitable —dijo el santo varón—; el sufrimiento es optativo —agregó descendiendo de las alturas.
—¿Le parece? A mí me gustaría tener superpoderes para detener las formaciones como Superman, ¿entiende?
—Aunque nunca podamos evitar el dolor —replicó el santón sin hacerse cargo de mis palabras—; debemos aprender a mantenernos positivos y ser agradecidos.
—Sí, supongo que tiene razón –acepté, sabiendo que quizás ya nunca podría ver los trenes de la misma manera.
—Ve, ya ha comprendido. Todo en este mundo son pruebas y cada uno tiene su misión. La suya es aprender, la mía es enseñar con los métodos a mano. —Al finalizar su discurso, el recto varón arrojó lejos la palanca de cambio de vía que había arrancado de cuajo para facilitar el choque de las formaciones. Luego levantó vuelo, dejando ondear su extraña capa y su aureola, hasta perderse en el horizonte.

Alejandro Bentivoglio
Sergio Gaut vel Hartman

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