martes, 4 de octubre de 2011

Monólogo del marido complaciente – Nanim Rekacz


“Hay que diversificar las inversiones”, dice mi esposa. Y yo creo que tiene razón. Alguna vez fueron planes de ahorro de autos y en otros tiempos, acciones en la industria nacional… Tuvimos nuestro período de apostar al dólar y de poner el dinero en el banco. También fuimos de los que invertimos en emprendimientos productivos. Fracaso tras fracaso, nuestros esfuerzos terminaron siempre en bancarrota, quiebra, desalojo, corralitos…
Así que estos últimos años nos dedicamos a poner huevos en distintas canastas. Por precaución, y porque aprendimos las lecciones de la economía argentina.
En virtud de todo eso, este aniversario la voy a sorprender con mi visión de futuro. Adquirí un terrenito y lo puse a su nombre, pero no cualquier terrenito, eh… una hermosa parcela de cuatro mil metros cuadrados a sólo treinta y seis dólares y medio. Y también compré un telescopio, claro… para que la vea, ya que la propiedad está en la Luna. En el lado iluminado, eso sí.
Voy a ir preparando el champán, las copas y unas velas… ¡No puedo esperar para verle la cara de alegría y satisfacción cuando le diga! Se va a emocionar… es tan romántica… y estará tan orgullosa de mi decisión.

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