sábado, 15 de octubre de 2011

El hilo - Mónica Ortelli



Créanme que es extraño y fascinante a la vez. Mi cabeza es un globo. No hay cuello, apenas, una cuerda delgada que se alarga.
Conocí a una mujer a la que le pasaba lo mismo: la cabeza le subía por encima de las de los demás; caminaba, comía, atendía a sus pacientes –era médica-, con esa sensación. A veces —me contaba— temía que se le escapara por la fragilidad que adivinaba en lo que ya no percibía como cuello. Sólo estando en la cama todo volvía a su sitio, hasta que se levantaba otra vez. El marido, médico también, le decía que era cansancio; el psiquiatra, depresión. Dejé de verla por las vacaciones. Al regresar, supe que había fallecido. Algo súbito, dijeron.
¿Comprenden ahora por qué hace días que estoy acostada, verdad?

Mónica Ortelli

Tomado del blog Ni vara ni cuchillo

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