lunes, 25 de abril de 2011

Fukushima – Esteban Moscarda


Cuando explotó Fukushima todo fue caos al principio. Se pensaba que el apocalipsis (anunciado para el 2012) se había adelantado. Hubo miedo, reacciones absurdas, pedidos de volver al medioevo, promesas de guerras e invasiones, delirio colectivo y esas cosas tan propias del ser humano cuando se le acaba la comodidad. Pero al poco tiempo, las radiaciones del desastre resultaron no ser perjudiciales; al contrario, eran una especie de energía nueva cuyo efecto en la gente rompió la lógica del mundo. Daba a los humanos una sensación de bienestar inconmensurable, un nirvana en la Tierra. Y todo comenzó a ir bien en el mundo: se firmaron tratados de paz, se destruyeron arsenales, hubo fiestas en cada lugar público del mundo. ¿Final feliz? Momento que no terminó, estimado lector. Cuando el Hombre estuvo en paz, realmente en paz por primera vez en la historia, el destino le haría una jugarreta. Y es que, desde las profundidades de Próxima Centauri una raza vino a la Tierra y lo esclavizó. La paz, la no-violencia, se transformó en el peor enemigo de la Humanidad.Los relatos de aquella época nos plantean algunas dudas: ¿acaso lo de Fukushima fue planeado por aquellos extraterrestres? y, ¿Podrá el Hombre levantarse del fango una vez más, odiar con todas las fuerzas posibles y retomar su mundo con los artefactos de la violencia? Es una pregunta para las siguientes generaciones de esclavos...

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