miércoles, 13 de julio de 2011

Viceversa – Sergio Gaut vel Hartman


—Deme una idea —exigió, perentorio.
—¿Para qué? —le pregunté.
—Cosa mía.
—Usted me pide una idea, el producto de mi talento o de mi estupidez, pero es mía. Si no me dice para qué la quiere, no se la doy.
—Uf, bueno; para escribir una microficción de 149 palabras.
—¿Por qué no usa una idea suya?
—Porque no se me ocurre nada.
—Es feo mendigar.
—Peor es robar.
Reflexioné durante unos segundos. Es cierto, concluí.
—Bueno, le doy una idea.
—Diga, ¡diga! —me apremió, ansioso.
—Un desconocido me aborda por la calle, me pide una idea, no me dice para qué es; entonces se la niego, se exaspera, me amenaza, saca un arma, me asesina.
—¿Esa es la idea?
—Sí, esa es, pero esos son hechos ficcionales. En la realidad las cosas ocurren exactamente al revés. —Y sacando mi Beretta Px4 Storm, le pegué un tiro en la frente.

3 comentarios:

  1. Maestro: Tanta generosidad casi me engancho y te pido yo también una idea, mejor no.
    Muy bueno, Ada Inés

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  2. Pida, nomás, que en su caso no hay riesgo de recibir nada desagradable.

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