Alternativa. Siempre la hay, aún en aquellos intrincados laberintos de frondosas y altas paredes que dificultan la visión, que confunden y ahogan. Sólo es necesario un momento, muy breve, en el que nuestra mente (o nuestro corazón, si así lo prefieren), vislumbra la salida. Puerta. Allí está, donde menos la imaginábamos, dispuesta y accesible, al alcance de nuestros pasos, tan cerca. Meta. Hasta es probable que no sea la primigenia, la buscada; quizás sea nada más, y nada menos, que la adecuada.
Increíble, Dorelo.
ResponderEliminarCuando filosofas, llegas a gran nivel. Me encantó este cuento, espero más en esta línea.
Me gustó mucho Miguel!
ResponderEliminarSaludos!
Gracias, Javi. "Filosofía barata y zapatos de goma", dice Charly García, uno de los letristas más grande del rock argentino en una vieja canción; mi pretensión solo pasa por una reflexión que en vez de quedármela para consumo propio termino publicando.
ResponderEliminarGracias, Claudia.
ResponderEliminarSaludos para vos también.