Al finalizar cada sesión, el terapeuta se daba diez minutos para calzarse los anteojos de visualizar traumas y conflictos y seleccionaba los resabios materiales que quedaban adosados al sillón, la lámpara y el gomero. Los rastros más interesantes, sin embargo, eran las fantasías sexuales que los pacientes no se animaban a contarle; esos se ocultaban detrás del Manual Ilustrado de Terapia Sexual de Helen Kaplan. Una vez a la semana, el terapeuta los juntaba, los metía en una bolsa, y se los regalaba al dueño del sex shop de la esquina.
Acerca de los autores:
http://grupoheliconia.blogspot.com/2010/11/betina-goransky.html
http://grupoheliconia.blogspot.com/2010/11/sergio-gaut-vel-hartman.html
Acerca de los autores:
http://grupoheliconia.blogspot.com/2010/11/betina-goransky.html
http://grupoheliconia.blogspot.com/2010/11/sergio-gaut-vel-hartman.html
Genial! Me gustó mucho!
ResponderEliminarSaludos!
Muy bueno. Toda una lección de reciclaje.
ResponderEliminarMuy bueno! Ingenioso.
ResponderEliminarSaludos!
También me gusto. No pongo signos de admiración por falta de costumbre, no de entusiasmo. Saludos
ResponderEliminarExcelente. Lo que se dice una sesión provechosa.
ResponderEliminarA mí me parece que puedo leer un subtexto en el mensaje de Salemo. ¿No te atreviste a preguntar la dirección del sex-shop, Miguel? Agradecé que soy muy buen lector de entrelíneas. Te la paso por correo privado.
ResponderEliminarSeré un eterno agradecido. No lo pedí abiertamente porque debo resguardar mi imagen de hombre probo ( ojo, no confundir con probado); pero por sobre todo porque me da cosa el cartelito que dice no se qué de los asuntos personales. A veces se me va el teclado, se me posesiona y escribe cosas que no debería.
ResponderEliminarTenga cuidado de que no se independice (el teclado) hasta el punto de generar sus propias fantasías sexuales y termine haciéndole la competencia al sex-shop de la esquina del mentado terapeuta. No quiero líos, ¿entiende?
ResponderEliminarChe más vale que se resguarde la identidad del paciente, que uno tiene una vida social que mantener.
ResponderEliminarMe gustó la idea, buen trabajo
Somos tumbas, Carolina. Resguardaremos la privacidad a trancas y barrancas.
ResponderEliminarEs mi lema en la actualidad, don Hartman: "no quiero líos". El único lío que me despierta algún interés es el Messi.Un monje tibetano, pero de Pergamino; en eso me he convertido.
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