sábado, 13 de noviembre de 2010

Ser o no ser - Miguel Dorelo


Existencia y no existencia. Eso es todo; poca cosa más.
Vida y muerte.
Y aún no haber nacido, claro.
La no-vida o la no-muerte, ¿Cómo llamar a ese estadio en que un ser humano aún no ha sido concebido, pero que está destinado a ser?
¿Solo existe un infinito futuro de muerte sin su correspondiente pasado infinito de vida?
¿Todo comienza en cuanto los veintitrés cromosomas del espermatozoide se encuentran con los veintitrés del óvulo?
Casi una cuestión matemática; solo una pizca de azar y listo: una vida más.
¿Es esto el hombre?
A veces, muy pocas, algo ocurre: quizás una distracción de los dioses. O un sin número de probabilidades aleatorias extrañamente coincidentes. Quién sabe.
Alguna vez tenía que pasar. Algún extraño designio le había otorgado aquella facultad única.
El/Ella dispondría de una opción jamás antes otorgado a ser alguno; podría decidir ser o no concebido.
Existir o no existir. Decidir ser…o no ser.
Pero de verdad. Nada filosófico ni metafórico. Algo materialmente único.
Con todas las opciones implícitas en ello; casi infinitas, pero sin la posibilidad de elegir cuál.
Un libre albedrío acotado y patético. Solo ser, sin elección de género ni idiosincrasia.
—Seré —pensó, razonó, especuló o vaya a saber qué — Primero seré. Y luego quizás, médico de frontera, bailarina clásica, peón de albañil, asesino serial, escritor de ficciones especulativas.
Hombre o mujer.
Y casi al instante siguiente, dudó.
Quizás, después de todo no se llamaría Pedro, ni Juan, ni Martín; tampoco María, Irene ni Daniela.
Simplemente, no se llamaría de ningún modo.
Tenía todo el tiempo del mundo para decidirlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario