lunes, 17 de enero de 2011

En quiebra - Sebastian Chilano


Una cosa se sabe con seguridad de los viajes en el tiempo: no se puede ir hacia el futuro. No se puede ir hacia donde las cosas no han sucedido. Eso no inhabilita el pasado. El pasado existió. La principal pregunta es, entonces, hacia dónde ir. Porque, se sabe a partir de esta hipótesis, que no se podrá volver. Y se vivirá el tiempo exacto que la vida natural lo permita. A no ser que se insista en volver a viajar hacia el pasado, pero para eso se necesitan los conocimientos para volver a ensamblar una máquina del tiempo. Por lo tanto se recomiendan los viajes cortos. Claro que eso hace que no tengan sentido. No tiene ningún sentido viajar por dos o tres días. Son sólo viajes por cuestiones domésticas. Y para colmo de males, no se puede intervenir sobre los sucesos. Se altera la línea del tiempo, sí, pero no se puede variar. Uno asiste como espectador a la función de sus propios errores. O de los errores ajenos, lo cual es aún más aburrido. Por eso han caído en desuso y ya nadie usa la máquina del tiempo. Mi padre, su inventor, el hombre que dedicó su vida a inventar la máquina, está reunido con sus acreedores. Va a declararse en quiebra. Y si lo condenan a prisión por no pagar impuestos, prefiere ir preso antes que usar la estúpida máquina del tiempo.
Néstor Sebastián Chilano

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