sábado, 4 de junio de 2011

Espíritus - Gilda Manso


Mi gato puede ver espíritus. De la nada, de golpe, mira un punto fijo en el aire, corre, salta y atrapa algo que yo no veo.

En las tardecitas de verano subimos a la terraza; yo tomo mate y él juega con algunas de las almas que deambulan por ahí hasta que, cansado, me mira fijo, trota, salta, se acomoda en mis piernas y se duerme tranquilo.

A mí me atrapó hace rato.

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