jueves, 22 de septiembre de 2011

De la familia de los Cesaropulos: informe etnográfico - Gonzalo Santos


El lenguaje es un instrumento mágico. Para comunicarse con los otros, los jd lo utilizan solamente en situaciones excepcionales; para pensar, su uso está terminantemente prohibido y, en su lugar, tienen que utilizar imágenes, sonidos inarticulados y la memoria corporal —los caciques aseguran que el pensamiento verbal puede detectarse con facilidad, porque se manifiesta sutilmente en ciertas expresiones faciales. Entre ellos la palabra tiene mala fama (…).
(…) Como era de esperarse, esta etnia de la familia de los Cesaropulos ha desarrollado un sistema gestual muy complejo, con una gramática muy intrincada, a través del cual puede ser dicho casi todo. Incluso, pueden mantenerse discusiones filosóficas, que implican una serie rítmica de movimientos parecidos a un baile de jazz, aunque nadie aún se ha puesto de acuerdo para establecer definitivamente los pasos canónicos.
En cuanto a las distancias, éstas merecen un capítulo aparte. Por el momento, sólo diremos que, para los jd, situarse a veinte centímetros del interlocutor-corporal es radicalmente distinto —y tiene un significado totalmente diferente— que pararse a veintiún centímetros, lo que, por cierto, se considera una invitación a la pelea (…).
(…) Asimismo, hay que decir que las palabras han aniquilado generaciones enteras de jd, que no supieron cómo utilizarlas. Ellos consideran que lo gestual es menos peligroso, que lo gestual construye subjetividades menos propensas a la guerra, al crimen, a la violencia, a la ira, al amor; que el sonido inarticulado es más genuino que las palabras prefabricadas. No lo dicen así, pero lo dan a entender. Y si se me permite un juicio de valor, creo que es una lástima que vivan en Marte. La Tierra se hubiera sentido más serena con huéspedes así. Ellos dicen que la Tierra ha muerto de migraña; no por lo que explican nuestros científicos (…).

Gonzalo Santos

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