martes, 17 de mayo de 2011

Purificación - Gabriela Baade


Todo sea por ingresar, pertenecer. No soporto más el ser una desclasada. Al final, es sólo un rito. Una metáfora. Una alegoría. Ya corre el siglo XXXVIII, no creo que me sacrifiquen literalmente. Esas eran pavadas de bárbaros e ignorantes de la pre-implosión.
En esta nueva colonia me recibieron bien. Miradas expectantes observaron mis primeros pasos titubeantes. Oí algunos rumores del sacrificio, de la purificación. Seguro que me vacunan, vengo de la colonia SXW-78.
Ellos están en círculo alrededor de una piedra de azastita que chorrea líquidos de varios colores. Un olor agrio y penetrante me obliga a respirar por la boca. El sabor es mucho peor.
Avanzo con pasos cortos y decididos. Me recuestan sobre el altar.
Las primeras gotas de Corfanto penetran en mis ojos y me impiden ver al Sumo Sacerdote acercarse con la daga sacrismal. Siento en mi piel los caminos trazados por el puñal mientras cientos de habitantes me extraen, lamiendo, hasta la última gota de sangre.

Gabriela Baade

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