Apartó de su rostro jirones de pelo humedecido y buscó la luna, la encontró desvanecida tras un cúmulo de nubes casi blancas. Un estertor de olas resquebrajadas alcanzó a su cuerpo, salpicándolo de espuma. Ante la imposibilidad de morir dos veces, Alfonsina cerró los ojos y aguardó a que terminara de subir la marea.
Reflejas con la emoción de tu palabra el momento íntimo de la poetisa... un abrazo rub
ResponderEliminarEs una maravilla poética.
ResponderEliminarPoética, excelente mini que he vuelto a disfrutar.
ResponderEliminarUna abrazo, José Manuel.
Senddero, Ada y Mónica: gracias por sus comentarios. Un discreto homenaje a Alfonsina Storni.
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