viernes, 5 de agosto de 2011

¡Gracias a los Grimmbroths! – Guillermo Vidal


—¿Qué se dice?
—¡Gracias a los Grimmbroths!—gritaron los pequeños atentos a las palabras de la maestra.
—Erase una vez que la pequeña del casco rojo subió a la superficie, aunque sus padres se lo habían prohibido y se encontró con un ser extraño.
—¡Que ojos mas grandes tienes!—dijo la pequeña confiada.
—Son para observar y detectar mejor el entorno—respondió una voz afable.
—¡Y que manos tan grandes tienes!
—Son para manipular mejor en ámbitos desconocidos.
—¿Y esa luz roja como mi casco?
—Es para apuntar a un objetivo.
—¿Y por que baila en mi ropa?
—Porque puedes ser considerada una amenaza si adviertes a tu gente de mi presencia.
La niña comprendió tarde lo que el extraño quería decir y antes de poder gritar hubo una explosión y solo quedó su casco rojo humeante. Luego vinieron otros y por fortuna conseguimos las escrituras secretas que los guían y desciframos su contenido oculto.
—¡Gracias a los Grimmbroths!—dijeron los pequeños a coro—. ¡Otro, otro!
—También está aquella princesa que porque le gustaba dormir y su madre la molestaba la acusó de brujería y entregó el reino a un príncipe enemigo que la dejaba dormir. O la otra malvada a la que no le gustaba limpiar su cuarto y con la ayuda de siete mutantes obligó a su madrasta a mendigar vendiendo manzanas podridas acusada de querer matarla.
—¡Gracias a los Grimmbroths!
—Que sin quererlo nos revelaron el secreto detrás de sus textos sagrados, ¿qué nos enseñan estas historias?
—¡Que los terrestres se disfrazan de príncipes y princesas generosos e ingenuos, o de hadas protectoras y reyes benévolos para distraernos, engañar, traicionar y quedarse con nuestro mundo! —repitieron con entusiasmo.
—¡Gracias a los Grimmbroths!—dijo satisfecha la maestra.

1 comentario:

  1. Muy bueno lo de los hermanos Grimm. He disfrutado mucho leyendo este relato.

    ResponderEliminar