jueves, 10 de marzo de 2011

Visión nocturna - Guillermo Vidal


Ve de noche, en la más perfecta oscuridad puede precisar el tamaño de un alfiler a una distancia de mil metros pero no puede reconocer una cara a plena luz del día, ni recordar un nombre correctamente. Paul, Mario, Iñaki, Yuri y así pasa como por un diccionario pescando sonidos hasta que alguno coincide con el sujeto.
Las críticas no le importan, bajo el sol todo es plano y uniforme. A los colores les da una chance cuando promedia la tarde, o cuando la luna les hace justicia. Esa obsesión que tiene la luz por los detalles, por sepultar el misterio y convertir todo en un catalogo, no puede soportarlo.
La noche es mágica porqué su propia habitación es un incógnita y las escaleras a la planta baja un riesgo, como un acantilado en las lejanas costas de Dover o en los afilados hielos eterno del glaciar Moreno. Vivir con intensidad no amerita necesariamente un costoso viaje o perderse en una selva para encontrar una nueva pirámide, ¿no han descubierto bastantes?, una bombita sin reemplazo convierte al sótano en las cavernas donde se ocultaban los primeros hombres o en la búsqueda del tesoro escondido de una civilización perdida para siempre; cada paso en la desvencijada escalera es una maniobra elaborada de un alpinista colocando en riesgo su vida. —¿Lara que haces? —dijo la voz a sus espaldas y sus pies reaccionaron al grito inesperado enredándose, buscó el pasamanos de donde aferrarse pero le gano el pesó del cuerpo, con algunos kilos de más, que aterrizó de una forma rara varios metros más abajo. Desgraciadamente su pasión por la aventura no era apreciada por su familia, pensó la ya retirada señora Croft, iba a tener que mentir y decirles que se levantó para tomar un vaso de leche, ¿tenía sentido para una heroína como ella envejecer?

1 comentario: