Busque una imagen, foto o escena inspiradora y obsérvela de manera fija y atenta. Es probable que una vez que la eligió, ya no le guste; pero le aviso que no hay vuelta atrás. Analícela: lamentablemente las figuras no hablan. Váyase a dormir e intente soñar con ella.
Cuando ni siquiera en estado alfa logre nada, deje de asaltar la heladera, apague la pc y huya de su casa. Practique yoga, relájese para que circule su energía, utilice posturas invertidas para que se le irrigue bien el cerebro, repita el mantra om con toda la potencia de sus pulmones, intente doblar las rodillas, brazos, cuello, y otras partes de su humanidad, pero no demasiado, no sea cosa que se quede duro en el intento. Después olvídese de la condenada ilustración, tome un buen libro y lea cosas como ésta: "La obsesión se construye... sólo se necesita de un acontecimiento que nos altere drásticamente la vida" o "La obsesión nos hace perder el sentido del tiempo, uno confunde pasado con remordimiento" (Prisión perpetua - Ricardo Piglia).
Probablemente descubra que algo comienza a fluir dentro de su cerebro. Igual no se confíe, porque aunque todo escritor en ciernes posee una buena dosis de "obsesión", acostumbra a perder el tiempo y los recuerdos del pasado suelen confundírsele. No sea vago, siéntese y escriba antes de que se le escapen las ideas: garrapatee algo, cualquier cosa, y si no se le ocurre nada, por lo menos invéntese una receta sencilla para escribir ficciones.
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