No lo ves, pero está. Se desliza hacia un costado, con ese brinquito. Y sin embargo. Tu mirada lo intuye con dificultad. Quién iba a imaginarse. No, no digas “pucha”,ni “mi dios”. Basta de quejas. Abrís la puerta, por si.Pero no. El asunto suena difícil. Ahora ¿no camina, eh, por el dormitorio?¿No saltó al espejo? Sin dudas. Te atrevés a alzar la vista hacia su óvalo alunado. Ahí está, frente a vos: tu Enemigo. Hasta se atreve, el muy canalla, a mirarte.
Sobre el autor: Jorge Ariel Madrazo
Sobre el autor: Jorge Ariel Madrazo
GENIAL!!!!
ResponderEliminarHola Jorge un gusto leer tu trabajo,muy bueno. Un saludo grande.
ResponderEliminarNeli :)