miércoles, 13 de julio de 2011
Fin – Gabriela Baade
Los trabajos se eligen por vocación. O resulta interesante. O porque no queda otra.
Hay trabajos que nadie quiere hacer. Sin embargo alguien tiene que hacerlos.
Pensarán que estoy hablando de trabajos asquerosos o que necesiten de mucho esfuerzo, tal vez demasiado riesgosos. Hasta pueden llegar a pensar que hablo de trabajos ridículos, que generan risotadas estruendosas en los observadores. Ni siquiera hablo de labores solitarias, bajo tierra o flotando en el espacio. Tampoco de tareas dolorosas. Menos se acercan los que piensen que me refiero a profesiones denigrantes.
Pronto sabrán de mí. Por única y última vez.
Soy el hacedor de la nada.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario