Los cables amanecen de poste a poste vibrando, se arraciman sobre las esquinas y desayunan pájaros, trepan de tapia en tapia, de techo en techo, de mano a mano, prendemos luz, prendemos radio, tele, y mientras se infiltran a la casa de al lado a través de un resquicio, desde el poste por el que llegan van segando los pedazos del día, y dividen la noche en parcelas.
Muy bueno.
ResponderEliminarCoincido con Gabriela: aparte de que es poético, muy poético...
ResponderEliminarabrazos
Muchísimas gracias.
ResponderEliminarMe encantó. Elegante, hermosa visión de algo a lo que nos hemos acostumbrado por su "normalidad".
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