No era más que un recién llegado sin embargo, los colores agresivos de aquel aliento entre la niebla, me llevaron a intuir que era él quien se aproximaba. Luego, quizá por el modo en que sus ojos grandes y bellos se posaron en mi pecho, supe que él esa noche estaba hambriento.
Simulé tranquilidad.
La niebla se disipó y los fantasmas, de a uno, de a dos, fueron llegando. A esa hora en que la negrura del cielo comienza a clarear se sentaron a mi lado, cerca de la hoguera. El frío era intenso, de a poco buscaron el calor del fuego. Cuando estuvieron suficientemente cerca los empujé a las llamas.
Vio que el tormento era bueno y se retiró satisfecho.
Gracias, amigos heliconianos!
ResponderEliminar¡Uff! en mi mente hay muchas imágenes que este micro ha creado y todas inquietantes. Provoca escalofríos.
ResponderEliminarBesitos
La cita bíblica queda demoledora. Me gustó.
ResponderEliminarEspero mi turno frente a la hoguera.
ResponderEliminarJa, Elysa, 'escalofriarte' fue la intención...
ResponderEliminarRetribuyo tu cariño
Muchas gracias Cybr!!!
Me agradan estos juegos con las figuras religiosas.
Un abrazo
Esperaremos juntos para darnos ánimo, Leo!
Besos
muy pero muy bueno!
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Esteban!
ResponderEliminarFuerte, intenso, con muchas lecturas...
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Myriam!!!
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